Dulces tardes de verano
tumbados bajo los pinos,
mi corazón en tu mano
recordaba mil caminos,
las mil y un sendas tortuosas,
las espinas de las rosas,
esas mujeres hermosas
que poblaron mis baldosas.
En sus brazos aprendí
que no todo es el deseo,
¡ qué pequeño me sentí
en mil tardes de recreo,
entrelazado a un cuerpo
que no me aportaba nada,
entrelazado a un cuerpo
que era mi pasión callada!.
Y cuando nada esperaba
surgiste tú con tu luz,
y mi corazón cantaba
echando fuera su cruz.
Contigo aprendí por fin
que el amor es compromiso,
que es más que un simple cojín
que se toma sin permiso.
Cuando se ama de verdad
el dolor es de los dos,
el otro no tiene edad
y no hay sitio para el yo.
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Versos de otros tiempos
PoetryEstos poemas nacieron durante mi estancia en Madrid de unos siete años, por motivos de trabajo, tratan de cosas que pasaron, de otras que pudieron pasar y de algunas que imaginé.