Viejas palabras gastadas
por el uso, la costumbre,
eso son quejas de amor
al arrimo de la lumbre,
ni tú sabes la verdad,
ni nadie te la descubre,
son tus celos de mujer
los que en este mal me sumen.
¿Qué promesa bastaría
para calmar lo que sufre
tu corazón dolorido,
por esas oscuras nubes?.
Si tu supieras, mujer,
que en las más remotas cumbres,
en los lejanos desiertos,
tu pensamiento me aturde.
Es tan grande el sentimiento
que cualquier obstáculo hunde,
te miro como se mira
a los presentes más dulces.
¿Cómo dudarás de mí,
si por mi pecho reluce
la alegría de tenerte
con una fuerza que bulle?.
¿Creerás antes a otras gentes
que tu contacto rehuyen?.
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Versos de otros tiempos
PuisiEstos poemas nacieron durante mi estancia en Madrid de unos siete años, por motivos de trabajo, tratan de cosas que pasaron, de otras que pudieron pasar y de algunas que imaginé.