LXXXIV

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Fue tan lejos aquel beso,

el primero de los tuyos,

me condujo a aquellos tiempos

en que descubría el mundo.

En ese beso bebí

el más dulce de los frutos,

y me sentí rodeado

por una bruma, por humo,

tu beso me trajo tiempos

de los que ya no disfruto,

me llevo hasta la niñez

cuando fui espíritu puro,

aquellos tiempos dorados

que fueron solo un minuto.

En tus labios vive un fuego

que me torna diminuto,

he buscado tantas veces

consuelo para mi luto.

Sólo soy un niño triste

que anda buscando refugio,

abre tus brazos, mujer,

porque mi patria es tu arrullo,

yo nací para morir

junto a tu cuerpo desnudo,

porque tu cuerpo y el mío

nacieron para estar juntos.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora