Nadie nos vendió la luna
en nuestra primera cita,
yo era un hombre del montón,
tú una singular damita.
Nos mirábamos despacio,
con miradas fugitivas,
mientras los labios hablaban
de las cosas de otros días.
Y en un momento cualquiera
se apagaron las bombillas,
y me sorprendí besando
tus labios de gelatina.
Después todo fue ternura,
las promesas que te hacía,
los mundos que recorrimos,
una breve travesía.
Pero la vida es un mar
que nos lleva a la deriva,
y una tarde sin aviso
no fuiste donde solías.
Igual que una vez llegaste
como dulce melodía,
te perdiste en la ciudad
sin un esta boca es mía,
y un puñado de momentos
sin tu presencia morían.
ESTÁS LEYENDO
Versos de otros tiempos
PoesíaEstos poemas nacieron durante mi estancia en Madrid de unos siete años, por motivos de trabajo, tratan de cosas que pasaron, de otras que pudieron pasar y de algunas que imaginé.