CV

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La rubita de las pecas

me regala una sonrisa,

tiene los ojos azules

y una nariz chiquitina.

Yo la he visto pasear

la calle de abajo a arriba,

ya no es una mujer bella,

ha dado tantas caricias

de esas a tanto por hora

en recónditas esquinas.

Sigue teniendo esas piernas

que parece no terminan,

pero va quedando lejos

esa dulce, ingenua niña

que vino a la capital

para disfrutar la vida.

Hace siglos que no cuenta

que número hace en la lista

el hombre que la contrata,

son tantas las noches frías

que la han visto galopar

sobre cuerpos de agonía,

piensa en su jubilación,

que ha de llegar algún día,

cuando ya nadie la diga:

"chula, ¿cuánto es tu tarifa?".

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora