XXXIV

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Quiero perderme en la noche

de tus caderas abiertas,

adentrarme en el camino

que con tus ojos enseñas.

Quiero beber tus heridas,

quiero correr por tus venas,

como un río caudaloso

que tu simiente renueva.

Yo he nacido para hundirme

en la oquedad de tus piernas,

para hacer un universo

desde esta piedra primera.

En ti confluyen los mundos

que pretenden salir fuera,

en ti está la eternidad

que mi mortal alma espera.

En ti viven los futuros

pobladores de la tierra,

en ti se junta mi vida

con las vidas venideras.

Antes de tu cuerpo en flor

yo era simiente postrera,

una llama que se extingue,

un eco que ya no suena.

Por eso quiero tan solo

una vez más tu presencia.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora