¿Alguien contará mañana
que pasamos por la tierra,
que perseguimos dichosos
el rastro de una quimera?.
Me temo que no, mi amor,
nuestro destino es arena,
arena que lleva el viento
y luego nadie recuerda.
Cuando tu rostro dorado
en arrugas se convierta,
y tu paso presuroso
se vuelva pisada lenta,
¡ay, entonces, corazón,
todo se volverá niebla!.
Una niebla que nos lleva
donde ya nadie nos besa,
a la región del olvido
donde vive lo que fuera.
Cuando llegue esa verdad
y pase el tiempo sin tregua,
cuando los que nos amaron
en polvo se desvanezcan,
ya no hablarán de nosotros,
sólo seremos materia,
simiente para las plantas,
que en silencio se alimentan.

ESTÁS LEYENDO
Versos de otros tiempos
PoesiaEstos poemas nacieron durante mi estancia en Madrid de unos siete años, por motivos de trabajo, tratan de cosas que pasaron, de otras que pudieron pasar y de algunas que imaginé.