Tren al final de la noche
llévame lejos de aquí,
llevo prendido en la cara
el color de su carmín.
Esa mujer de que te hablo
saca lo peor de mí,
en sus manos sólo soy
una bestia sin redil.
Ella sabe provocar
con su forma de fingir,
los más oscuros secretos,
los mundos que no viví.
Sé que nunca la he querido,
ni el cómo la conocí
ni tan siquiera recuerdo,
de algún modo estaba allí,
con su escote hasta el ombligo,
con sus dos piernas sin fin,
su sempiterno cigarro
y sus labios sin abrir.
Nos bastó tan sólo un guiño,
fue todo lo que le di,
y desde entonces la busco
cuando la vida está gris,
y ella siempre me recibe
en su casa con batín.
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Versos de otros tiempos
PoëzieEstos poemas nacieron durante mi estancia en Madrid de unos siete años, por motivos de trabajo, tratan de cosas que pasaron, de otras que pudieron pasar y de algunas que imaginé.