CXIII

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Como surgiendo de un sueño

apareció tu figura,

y me transportaste a un mundo

que sin piedad ya se esfuma.

Estabas igual que ayer,

con esa misma hermosura,

los ojos como luceros,

la boca en feliz postura

e irradiabas la alegría

que tu persona rezuma.

Hablamos unos momentos,

y tejías partituras

con el sonar de tu voz

y la palabra oportuna.

Entonces por fin lo supe,

la felicidad más pura,

es escuchar las palabras

de boca como la tuya.

Y no sé como llamar

a este estado que me abruma,

no lo sé o quizás no quiera

verme perdido en la bruma,

de confundir amistad

con una pasión que nubla,

de todo, lo único cierto,

es que tu presencia inunda.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora