LXXXVI

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Una brisa lenta, suave,

tras todo un día de estío,

agua que calma mi sed

después de un largo camino,

así eres tú para mí,

así siempre te imagino.

Te conocí en el ayer,

en un tiempo fugitivo,

yo buscaba una aventura

y me capturó tu hechizo.

"Lo nuestro será una noche",

le susurré a un buen amigo,

pero al pasarse los días

me acostumbré a estar contigo.

Y desde entonces te siento

un pedazo de mí mismo,

y sé que sólo la muerte

me alejará de tu abrigo.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora