CXXXI

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Nadie me dijo tu nombre

ni yo te lo pregunté,

"¿qué importancia tiene un nombre?",

me dijo alguien una vez.

Sólo sé que tú brillabas

más que un dulce amanecer,

y tu cuerpo prometía

el secreto del placer.

Así te vi tantas veces

al otro lado del tren,

con tu mirada perdida

en la gente del andén.

Envuelta en la multitud

casi podía creer

que el día menos pensado

te llegaría a conocer.

Se van pasando los días,

y me temo, ya lo sé,

que tu camino y el mío

no acaban de converger.

Será que no hemos nacido

cuando debimos nacer,

o que somos paralelas

que nunca encuentran papel

suficiente para el cruce,

puesto que nunca ha de ser.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora