CLXIV

1 0 0
                                    

Siento llegar otra noche,

otra noche como aquella,

en la que cogí tu mano

y tocaba las estrellas.

Brillaba la misma luna,

y un cielo de primavera

nos invitaba a soñar

en una dulce quimera.

Siempre que pienso en entonces

te me figuras tan bella

que puedes rivalizar

con la más dulce princesa.

Pero la vida es un tren

que no conoce de espera,

tan rauda como llegaste

te marchaste de mi vera,

y no sé por qué razón

a veces se me presenta

tu rostro en el pensamiento,

y parece que regresa

en mí, aquel fugaz momento,

como quisiera, Teresa,

en esta noche estrellada,

besar tus labios de fresa,

y susurrarte al oído

lo que ayer no te dijera.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora