CXLIX

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Un delicado instrumento

cuando en mis manos te tengo,

y la música más dulce

es tu voz surcando el viento.

Y me pierdo en tus palabras,

en tus mundos, tus momentos,

y todo porque aquel día

tú me regalaste el cielo.

Nunca pensé que costara,

tanto, decir que te quiero,

abrirte mi corazón,

declararte mi deseo,

tú me diste tu sonrisa,

brillaron tus ojos negros,

y por primera vez supe

que aquel terrible secreto,

las largas noches en vela,

las charlas frente al espejo,

quedaban ya para siempre

como parte del recuerdo.

Tan sólo quiero tocarte,

quiero que vibre tu pecho,

que puedas sentirte viva,

porque yo te llevo dentro

y sé que si eres feliz

yo me sentiré contento.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora