CVII

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La última vez que la vi

apenas la conocí,

tenía el gesto cansado

del hastiado de vivir,

el pelo desarreglado

y un vestido color gris,

caminaba como un zombi

por las calles de Madrid.

Tan sólo cinco años antes

en el viejo Chamberí,

pregonaba su belleza

por donde quiera que fui,

era una mujer de aquellas

que se persigue sin fin,

y cuando parece tuya

se te escapa en un desliz.

Del bar a la discoteca,

gastaba su tiempo así,

y se aficionó a las rayas

sin saber que por allí

estaba su perdición,

por un tiempo la perdí

de vista, y al volver hoy

a verla, de nuevo, así,

no pude evitar pensar

que nunca fue para mí.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora