CLVII

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El carmín en mis mejillas

delata que me has besado,

y no consigo saber

si ha sido un beso robado

o la ilusión de un amor

que por fin se ha desbordado.

Si supieras cuantas veces

con tus labios he soñado,

en largas tardes de fiesta,

en mañanas que marcharon,

en tantas horas perdidas

tan lejos de tus dos brazos.

Se lo susurraba al viento

en las mañanas de marzo,

como si la primavera

me llevara de la mano,

desde el rincón de mi mente

a tu secreto palacio.

¿Por qué será que respiro

el aire de tus pecados?,

¿será que me huele a rosa

el menor de tus pedazos?.

Ni sé, ni nadie me dice,

lo que tú andarás pensando,

lo que diera por ser yo

la suela de tus zapatos.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora