CXLVIII

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Se van pasando las horas

esperando en tu escalera,

volverás en un instante,

me alumbrará tu presencia.

Hasta que tú no apareces

mi corazón no despierta,

me gusta mirarte así

silenciosa y coqueta,

las pestañas te delatan,

hace tiempo que me esperas,

sentada en tu habitación,

inventando nuevas tretas,

mil historias, mil quimeras

van corriendo por tus venas.

Te cogeré de la mano,

surcaremos las aceras,

y hablaremos de promesas

que se van como se llegan.

Recordaremos el día,

aquél, de la luna llena,

cuando bebí de tus labios

el sabor del dulce néctar.

¿Cuántas lunas han pasado

desde la luna primera?,

no lo sé, pero persigo,

hoy, tus dos labios de fresa.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora