LXVI

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La pena se desparrama

por tu rostro de mujer,

tus dos ojos desgastados

de tanto llanto verter.

Aunque no me dices nada,

yo sé que lloras por él,

por ese ser miserable

que se te llevó el ayer.

Las promesas incumplidas

mueren antes de nacer,

el niño de tus entrañas

tan solo sabe crecer,

¿qué queda de la ilusión,

de aquel tiempo que se fue?.

Llora, mujer, llora ahora,

aleja el mar de tu ser,

mañana brillará el sol

y volverás a creer.

Tú llevas dentro la vida,

nada te puede vencer,

y ese fruto de tu vientre

te devolverá la fe.

No estás sola en este mundo,

te queda tanto por ver,

tú volverás a reír

al ver tu niño nacer.


Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora