LXXXVII

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Largos cabellos al aire,

boca roja de carmín

y esa mirada perdida

que presagiaba mi fin.

No recuerdo cuantas veces

trate de hacerte reír,

y traté de construir

un mundo azul para ti.

Pero tú buscabas cosas

que no habitaban en mí,

yo nací para ser pájaro,

para cantar, ser feliz,

tú llevabas de equipaje

una pena triste, gris,

así que rompí a llorar

cuando yo te vi partir,

sin comprender que la vida

es un eterno morir.

Pero hasta la pena misma

conoce al tiempo su fin,

al fin todo se marchita,

como flores del jardín.

Hoy sin saber el por qué

te viniste a mi magín,

pero ya no sentí nada,

y a la vida comprendí.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora