XXII

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Se me escapaba la vida

a través de tus rendijas,

en cada beso que daba

a tus pupilas vacías.

Yo trataba de abarcarte,

de poder sentirte mía,

pero tú te me escapabas

entre las sábanas frías.

Te marchas pero te quedas,

sabor a melancolía,

el humo de tu cigarro,

tus prendas en la mesilla.

Te miro mientras te vistes,

tú te muestras tan esquiva,

ya terminó la pasión,

sólo nos queda la prisa.

Postrero beso en los labios,

"ya te llamaré otro día",

tus pasos en la escalera,

suenan en la lejanía.

Te miro por la ventana

y siento sangrar la herida,

tú perdida entre la gente,

yo aquí preso en mi guarida,

¡ qué poco hubiera costado,

confesar que te quería!.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora