LXXIV

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"¿Voy bien por aquí a Moncloa?",

me dijo en la estación,

rubia y media melena,

zapatitos de tacón.

"Yo voy hacia ese lugar",

la mentí con convicción,

dejándome llevar, por

la pasión del corazón.

No soltaba ni palabra

acurrucada en su visón,

el metro iba tan repleto

que de su cara cayó,

una gran piedra preciosa,

una gota de sudor.

La sequé con mi pañuelo

y su rostro se mudó,

se dibujó una sonrisa

y vi en sus ojos amor.


Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora