CXXIV

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Me haces sentirme culpable

cuando pasas a mi lado,

me saludas, te saludo,

y el silencio se hace el amo.

Tus ojos como rubíes

se abren a un mundo lejano,

el mundo de tus pensares

en el que me siento extraño.

¡Cuánto diera por saber

esos secretos sagrados,

tus íntimos pensamientos,

ese rincón adorado!.

Es tan poco lo que sé

del mundo que frecuentamos,

tú pareces dominarlo

del uno al otro costado.

Con tu bendita sonrisa

hundes muros levantados,

me pareces tan cercana

en esos fugaces ratos,

pero si frunces tu cejo

me muestras todo lo amargo.

¿Con qué luz me quedaré

antes de hacerme pedazos,

con la que emana de ti

o la de pasados ratos?.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora