CLXXVII

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Tantas veces he soñado

con volver por claras sendas,

lugares antes queridos

de mi paso por la tierra.

Pero temo que no habrá

resto de lo que ayer fuera,

los amigos de otros días

tomaron otras veredas,

las mujeres que me amaron,

las risas en la taberna,

todo se lo llevó el tiempo

en su marcha sin espera.

Cosas que fueron reales,

de las que ya nada queda,

¿quién jurará que existí

en este lugar de pena?.

Mi juventud se marchó

como una tarde de fiesta,

pero cuando miro atrás

parece todo tan cerca.

¡Es tan extraño vivir,

ver los días que se alejan,

y al cabo de tal trabajo

de nosotros nada queda!,

sólo el mundo seguirá

imparable su carrera.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora