CLXXXV

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Una promesa olvidada,

una foto en un rincón,

y una tristeza en el alma

que el tiempo no se tragó.

Éramos sólo dos niños

en el viejo callejón,

pero quien le pone puertas

a eso que llaman amor.

En esa misma farola

te ofrecí mi corazón,

tú me besaste los labios

antes de darme tu flor.

Veranos de la niñez

que tan lejos se marchó,

yo los pasaba en tus brazos

hasta que el mundo se abrió.

No sé cómo, poco a poco,

nos separamos los dos,

no volví a saber de ti,

y la vida no paró.

Hoy que te miro despacio,

tu foto en mi habitación,

no puedo evitar sentir

mares de desolación,

yo nunca debí salir

de las luces de tu sol.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora