XXV

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Como un rayo de sol

surgiendo tras la tormenta,

como un amanecer

tras pasar la noche en vela.

En ti confluyen las cosas

que hacen de valor la espera,

de tus benditas pestañas

nace una sola certeza,

antes morir que perder

tu abrasadora belleza.

Yo no sé porque te quiero,

yo no sé adonde me llevas,

pero prefiero la duda

al castigo de tu ausencia.

Con tu sonrisa de niña,

con tus gestos de princesa,

me conduces en volandas

a las más remotas tierras.

He viajado con tus gestos

a mil lugares sin fecha,

al tiempo de tu niñez,

a tu inocencia primera,

he besado sin tocarte

tus labios color de fresa,

tú me mirabas despacio

beber de ellos agua fresca.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora