La conocí en los ochenta,
en la vieja discoteca,
con cara de niña buena
y postura de princesa.
Pasaron algunos años
sin que yo volviera a verla,
una tarde en los noventa,
volví a tropezar con ella.
Sus ropas de cuero negro,
en su cabeza una cresta,
ya no la quedaba nada
de su inocencia primera.
Con un compañero ausente
apuraba una cerveza,
y jugaba, sin pensar,
con drogas sobre la mesa.
Así la vi muchos días,
abrazando sus quimeras,
hasta que volvió a marcharse
hacia misteriosas tierras.
Una tarde por Madrid,
junto a gente licenciosa,
la vi ofreciendo su cuerpo,
el cual, ya no era gran cosa,
y pensé que el ser humano
fabrica su propia losa.
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Versos de otros tiempos
PoetryEstos poemas nacieron durante mi estancia en Madrid de unos siete años, por motivos de trabajo, tratan de cosas que pasaron, de otras que pudieron pasar y de algunas que imaginé.