CXLIII

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Quedan lejanos los días

de aquella niñez primera,

cuando jugaba a ser hombre

en dulces tardes de escuela.

Parecía que jamás

mi pobre cuerpo creciera,

soñaba con ser mayor

la próxima primavera,

y pasear mi figura

por donde quiera que fuera.

¿Quién me iba a decir entonces,

que ya pasados los treinta,

quisiera volver de nuevo

por aquella vieja senda?.

Compartir juegos triviales

con esas gentes pequeñas

que poblaron mi niñez,

compañeros en la espera.

Ahora que quedan tan lejos

las tardes con la maestra,

los juegos en el recreo,

y las primeras promesas.

Somos como hojas al viento

que se lleva la tormenta,

sabemos donde nacemos

y no donde se nos lleva.

Versos de otros tiemposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora