Amanda despertó de un salto cuando tocaron a la puerta, con el corazón agitado miró el reloj, las 11:00 AM. Ignazio seguía perdidamente dormido, el sol iluminaba su rostro, su barba sin afeitar hacía en él un toque desaliñado que lo hacía ver sexy. Ella sonrió incorporándose lentamente para evitar despertarlo. Tocaron una vez más.
-¡Amanda! Al menos dime que estás bien.- Francis estaba detrás de la puerta.- Ayer te fuiste sin despedirte. ¡Contéstame por favor!
Amanda volteó a ver a Ignazio quien se giró dormido. Era hora de abrir la puerta.
-Perdona Francis.- Abrió la puerta disculpándose.- Estoy bien.
-¿Seguías dormida? Perdona, -se disculpó ésta vez él- no quise despertarte, pero ayer no estabas bien y cuando regresé a buscarte ya te habías ido. Realmente me preocupaste.
-Gracias por preocuparte por mi Francis. –Recogió su cabello en una cola. –Pasa por favor, no puedes quedarte así.
-No, no te molestes princesa, en realidad quería ver si ibas a aceptar mi propuesta. Si, -titubeando un momento- si ibas a salir conmigo.
-Por supuesto que sí, pero no puedo salir así, ¿estás de acuerdo? Pasa, deja me arreglo y nos vamos. ¿Te parece, o lo dejamos para otro día?
-No, claro que te espero. ¡No te me vayas a desaparecer otra vez! -y soltó una carcajada que contagió de alegría a Amanda también.Francis entró a la habitación y se detuvo en el pasillo para observar todo a su alrededor, se adentró a la pequeña sala y observó algo que le llamó la atención, mientras ella buscaba algo de ropa en el ropero para meterse a bañar, Francis asomó la cabeza al pasillo y le preguntó:
-Pensé que estabas sola.
-Lo estoy -respondió también gritando.- ¿Qué te hace creer lo contrario?
-Pues no mucho, quizá que hay un hombre durmiendo en el sofá. Tal vez no sea nada.
-¿Acaso estás celoso? -Ahora ella se rió. - Por Dios ¿no lo reconoces? Míralo bien.
-¿Celoso? ¿Yo? Para nada. -Francesco giró para verlo bien.- ¡No, no sé quién sea!
-¡Es Nacho!
-¿Nacho?-le gritó de nuevo- ¿Quién es Nacho?
-¡¡¡Ignazioooooo!!! Y ya déjame dormir -Ignazio se sentó y se acomodó el cabello dejando ver uno de sus tatuajes.- ¿Qué haces aquí?
-¿Yo que hago aquí? -Francis también se recargó en un mueble.- Más bien ¿tú que haces aquí?, además te quedaste a dormir.Al escuchar la cómica pelea, Amanda agarró una toalla y se enrolló en ella, salió del baño corriendo goteando aun el agua caliente del baño.
-¡Con un carajo! ¿Los dos pueden estarse en paz?
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Mis manos necias
RomanceA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...