Nacho, quédate conmigo

233 17 12
                                    

            Al escuchar esto Amanda cerró los ojos deteniendo al mundo, el silencio, las luces, todo se apagó....

-Amanda.- Ignazio la sacudió con dulzura.- Amanda despierta, creo que hemos llegado.

El auto se había detenido, aún era de noche. Amanda se sentía un poco confundida. Tenía frío, los ojos hinchados y mucha hambre.

-Gracias Nacho por traerme, por no dejarme sola.
-¿Nacho? –Ignazio sonrió. –Hace mucho que no me dicen así.
-Perdón Igna, me dejé llevar, la costumbre de llamar así a los Ignacio en México.
-No, me gusta Nacho, siento que lo dices con cariño. –Dijo alegremente mientras tomaba su pequeña barbilla entre los grandes dedos. -¡Me gusta! Dime Nacho.
-Está bien, gracias Nacho, no sé qué hubiera hecho sin ti.- Amanda ocultó un bostezo al ver el hotel.- Será mejor que ya me vaya, debes de estar cansado.

Ignazio la detuvo, bajó del auto y lo rodeó para abrirle la puerta, al abrirla hizo una reverencia y le ofreció su mano.

-¿Me permite señorita? Sería un honor acompañarla hasta su hotel.- Dijo inclinándose en una reverencia.
-Con gusto caballero, el honor será mío.

Ambos rieron, Ignazio cerró bien el auto y caminaron de la mano al hotel. Amanda se sintió completamente segura, le hacía bien estar cerca de él, su caballerosidad, sus ocurrencias, su sonrisa; Ignazio era el chico ideal.
-Bueno señorita, gracias por permitirme estar a tu lado en estos momentos.
-Gracias a ti Nacho por estar cerca de mí, hoy más que nunca te necesité y sin conocernos me apoyaste, me escuchaste y me trajiste. Soy una chica afortunada, no todos los días tu artista favorito se preocupa por ti y te ayuda.
-Vete acostumbrando, -Ignazio aprovechó ser más alto que ella y besó su frente- siempre voy a estar ahí cuando me necesites.

En la obscuridad de Roma, Amanda vio cómo paso a paso Ignazio se alejaba. Aún no podía creerl,o había besado su frente con esa dulzura especial. Tantas emociones en un mismo día, amor, desamor, ira, venganza, vergüenza... temor.

-¡Nacho! –Gritó desesperada al ver su silueta alejarse cada vez más.- ¡Espera! ¡Quédate conmigo!




Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora