Temblando de amor

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Amanda despertó a medio día. Gianluca aún seguía dormido. Ella se sentó en la cama abrazando sus rodillas y durante media hora lo admiró al dormir. Era hermoso. Amanda sonreía para tus adentros. Tanto tiempo soñándolo y hoy era su realidad. Lo amaba, él la amaba, ¿qué podía faltar? Ignazio. Anoche Amanda no quiso aceptarlo pero era cierto. Al escuchar su voz estando entre los brazos de Gianluca un dolor en su pecho le martirizó por varias horas. Estaba amado locamente a Gianluca pero lo inevitable era que se estaba enamorando de Ignazio. Amanda suspiró. Se deslizó de la cama para no despertar a Gianluca. Ernesto aún no había llegado, era mejor marcarle. Sonó el timbrar de la llamada.
-Buenos días Amanda ¿Cómo amaneciste? –Contestó Ernesto al tercer timbrazo.
-No me hables bonito. No me coquetees.
-Es que te quería pedir un permiso, ¡por favor!
-¿Qué necesitas? –entornó sin evitar los ojos.
-Unas horas más, sus papás nos van a llevar a comer... ¡porfaaaaaaa!
-No sé Erny, si tu mamma se entera ¡me va a matar!
-No tiene por qué enterarse, si tú no dices y yo no digo nadie va a saber.
-¿Seguro nadie sabe?
-¡Lo juro!
-¡Ah! ¡Mira nada más! Tu hermano está aquí.
-Bueeeeeeeeeenooooo –Ernesto dijo a mitad de una sonrisa. –Sólo mi hermano, pero él no va a decir nada, ¡lo juro!
-Lo sé, me contó todo. ¿A qué hora llegas?
-¿A las 7:00pm?
-A las 6:00pm, tu mamma regresa a las 8:00PM.
-6:30pm ¡no más! –supilcó Ernesto.
-¡No más!
Amanda colgó, estaba en la cocina sirviéndose una taza de café, el exquisito líquido calentó su boca y lo sintió recorrer su garganta. Delicioso.
-Buon día "María".
Gianluca le susurró al oído, Amanda sintió el calor de su voz en ella. Su melodía entrando a su alma, erizando su piel. Su barba tupida en su cuello. Su olor. Sus manos en su cadera que poco a poco se deslizan a su ombligo. Gianluca la jaló hacia él haciéndole exhalar un suspiro erótico. Sintió su calor. Su miembro en su trasero. Era excesivamente excitante.
-Buenos días. –Suspirando con una exquisita sonrisa en los labios.
-¿Te estremezco? –Le preguntó él volviéndola loca.
-Me vuelves loca.
-¿Cómo amaneciste?
-De maravilla ¿y tú?
-Ya somos dos.
-¿Quieres café?
-Sí, claro. ¿Está caliente?
-No Gianluca... café. -Sonrió Amanda con picardía. Gianluca no comprendió, ella se acercó a su oído y le susurró. –Café en España significa coger...
Gianluca dudó sorprendido, se mordió el labio a mitad de una sonrisa.
-¿Aquí? ¿Ahora?
-Sí, ¿por qué no?
Gianluca la cargó colocándola sobre la mesa. Se besaron apasionadamente, Gianluca derramó besos en su boca, se lanzaron miradas cortas. El deseo se hizo presente. Un suspiro. Gianluca se quitó la playera con las manos de Amanda como ayuda, los vellos en su pecho le llamaban a acariciarlos. Ella lo hizo mientras lo besaba. Él la desnudó ahí, sobre la mesa de la cocina. Sólo quedaba el amor en el aire respirando de él el anhelo de ser uno mismo. Olvidando el tiempo, el espacio, Gianluca la hizo suya.

Amanda recordará ese día para siempre, sintiéndolo dentro de sí en cuerpo y alma. su mente no lograba pensar más, sólo se dejó llevar por él. Gianluca se entregó como nunca, por primera vez el recuerdo de Romina se hanía ido de su mente. Ya no recordaba ni su olor. Eso era hacer el amor. Terminando en un jadeo inigualable. Cansancio y paz interior. Un cosquilleo que inició en su vientre y terminó en un estallido atronador desbordando sus ideas mientras a él, a Gianluca aquel estallido le desbordó dándole un vuelco al alma y de paso al corazón. La mejor experiencia de sus vidas. Se recostaron al final sobre la mesa. Temblando. Temblando de tanto amor.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora