Te dicen sexy, ¿verdad?

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            Gianluca sumido en sus pensamientos no sabía en realidad cuanto tiempo había pasado, escuchó tras la puerta el agua caer, su respiración se agitaba y con ternura imaginó el agua caer por el pequeño cuerpo de Amanda recordando aquel día donde por primera vez la vio como mujer. Amanda con los ojos cerrados sentía el agua fresca como llovizna en la cara, sin siquiera planearlo comenzó a tararear una de sus canciones favoritas, sus caderas se movían delicadamente al compás de su ritmo inventado.
"A fuego lento me haces aguaaaa, por ti yo tengo el alma enamoradaaaa... me llenas, me vacías, me desarmas...."
Con su puño golpeó la pared, las gotas de agua ocultaban sus lágrimas saladas.
"¡Estúpido Gianluca!... Me desarmas por completo..."
Amanda salió de bañarse, secó su cuerpo, se untó crema y peinó su cabello. Todo aquello lo hizo mirando su pijama de niña. Cuando Ignazio le dijo "hace frío a dónde vamos" ella le tomó la palabra y empacó su mameluco suponiendo que nadie más la vería.
"Que ridícula me veo." Pensó al mirarse al espejo.
Abrió la puerta del baño, sacó la cabeza y miró a ambos lados, no vio a nadie y así corrió a su habitación cerrando sigilosamente la puerta.
-¿Se puede saber de quién te escondes?

-¡Me va a dar diabetes por tu culpa! –Expresó en español llevándose una de las manos al corazón.
-Te dicen sexy, ¿verdad? –Gianluca se burló de ella.
-¡Qué chistosito! –Amanda entornó los ojos. Le arrojó su ropa y su travieso brasiere cayó en la cara de Gianluca.
Gianluca tomó el brasiere en las manos, ambos voltearon a verse y sonrojados se rieron de sí mismos a carcajadas. Él estaba sentado en la cama.
-¿Qué haces aquí?.... en mi habitación... en ESTA habitación, más bien.

-Pues, dado que tú visitaste mi habitación, creo que tengo el mismo derecho de hacer lo mismo. –Gianluca le respondió.
-Ok, no tengo nada que objetar.
-Hablé con mi madre... –La interrumpió velozmente.
-¿Y qué?... ¿Me acusaste?
-No. –Levantó una ceja. –Le pregunté que había de cenar... Hay polenta ¿te caliento un pedazo?


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora