Un par de horas más tarde, Ernesto le dio un recorrido por la casa, Ignazio había regresado a Roma y Leonora preparaba el almuerzo.
Era una casa bastante amplia llena de fotografías, si su intención era olvidar a Gianluca, desafortunadamente no lo haría, no con su imagen a donde Amanda volteara, no con su familia a su alrededor, no con su presencia en cada esquina y mucho menos con su olor impregnándole la piel.
-Y bueno -Dijo Ernesto abriendo una puerta. -Esta es tu habitación.
Ernesto arrastró su maleta y la cargó posándola en la cama. Era impresionante el parecido que tenía con Gianluca. Amanda estaba realmente asombrada, si no supiera que no era él y que era su hermano, al verlo de espaldas, correría sin pensar a abrazarlo.
-Era la habitación de huéspedes, -continuó él –pero hoy ya es tuya. ¡Bienvenida a la familia Ginoble! -Extendió sus brazos de par en par.
-¿Te gusta la polenta mi niña? –Leonora preguntó tocando la puerta que estaba abierta.
-Sí... sí... –Amanda tartamudeó un poco. –Bueno, nunca la he probado pero como de todo, no se preocupe señora.
-¿Segura?, quiero que te sientas en casa, ésta es tu habitación, puedes arreglarla como quieras. Ahí hay un closet, deja tu ropa para que no andes cargando.
-De nuevo es usted muy amable, sería un alivio para mí.
-¿Por qué me hablas de usted? me haces sentir vieja... Dime Leonora, es raro que me hablen tan propio.
-¿Ya vamos a comer mamma? –Ernesto sonaba hambriento.
-¡Acabas de desayunar! –La madre rió. –En una hora y sí me apuro.
-¿Me deja ayudarle por favor? –Amanda quería ayudar, Leonora la miró con un gesto de inconformidad. –Perdón, perdón, ¿me dejas ayudarte?, aún no me acostumbro. Es que no me quiero sentir tan inútil, vine a trabajar y si lo voy a hacer, lo voy a hacer bien, en la noche ya puedo acomodar mis cosas. Sé que empiezo mañana pero me siento una huésped y eso me incomoda.
-Sí así lo quieres, por mí no hay problema. Ernesto -sacó una hoja –ve por éstas cosas que me faltan y apúrate ya para comer. Ven Amanda, ¿sabes cocinar?
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Mis manos necias
Roman d'amourA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...