Era la víspera de Navidad. En las calles la gente reía y los niños jugaban a correr. Hacía frío. Amanda esperaba afuera de una tienda departamental frotándose las manos. Llevaba sus ahorros para gastarlos en un lindo vestido, un par de zapatillas y si le alcanzaba, un buen cambio de look. Era inevitable, esa misma noche tendría bajo su mismo techo a las tres personas que habían hecho un lío de su vida en poco más de medio año.
Pasaron las horas. El anochecer se acercaba. Estaba en la esquina esperando un taxi, con bolsas en las manos. El regalo del intercambio, su outfit de esa noche, zapatillas y maquillaje. Estaba emocionada. Algo más que excitada, sabía que aquella noche era definitiva, lo sabía perfecto. Quería lucir hermosa para que Francis la perdonara, quería lucir sexy para que Ignazio no le quitara la mirada de encima, pero sobre todo quería lucir perfecta para que Gianluca se decidiera por ella de una vez por todas y dejara a Martina.
Sentada en la cama delineaba sus ojos, polveaba sus mejillas. Rojo carmín a sus labios.
-El dulce sabor de sus labios, el suave rose de sus manos, el aroma de su piel. Quisiera que el tiempo se detenga por un instante y en ese momento grabe ese bello episodio de nuestra vida, nuestro amor. Si, amor.- Pensaba Amanda en silencio.
Lentamente subió el cierre del vestido y coloc+o sus zapatillas en cada uno de los pies. Se levantó.
-Y quizá de tantas veces, ésta sea la primera en la que ves quien soy. Quizá así te decidas, quizá así la dejes y me elijas a mí. Quizá te des cuenta que en mí encontrarás lo que buscas, que puedo ser yo quien te espere en casa para cenar, que soy yo quien quiere ver a tus hijos crecer y envejecer de tu mano. Quizá, sólo quizá hoy mi sueño de haga realidad. –Dijo convenciéndose mientras perfumaba sus hombros.
Eran las 20:00hrs, sonó el timbre. Amanda se miró por última vez en el espejo. Ignazio cantaba villancicos en la cocina.
-Estoy lista –fue un gran suspiro al salir de la habitación.
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Mis manos necias
RomanceA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...