-No puede ser que me hagas ese tipo de preguntas, es ilógico. –Amanda se sentó de nuevo en el sillón, miró fijamente a Ignazio. –Gianluca no es nada en mi vida, deja ya de mencionarlo.
-Entonces deja ya de huir de él, -Ignazio tomó sus manos –quieras o no, Gianluca ya es parte de tu vida, tú así lo decidiste.
Justo cuando Amanda le iba a responder, Ernesto bajó corriendo.
-¡Es verdad que hablas español! Gian se jacta de hablarlo a la perfección, pero es horrible su acento, yo quiero hablar como tú.
-¿De dónde eres Amanda? –Leonora traía dos tazas de café caliente en las manos, detrás estaba Ernesto con la azucarera, cucharas y servilletas.
-¿Azúcar? –Traía su taza en la mano y con destreza se acomodó en el sofá de la izquierda.
-Es usted muy amable, pero lo prefiero solo, gracias.
-Entonces eres buena bebedora de café.... dime, ¿cuáles son tus vicios, tus mañas o tus costumbres?... Preséntate cariño.
Amanda volteó a ver a Ignazio, éste peleaba con la azucarera, Ernesto se sentó en uno de los brazos del sofá donde su madre y él la miraban con curiosidad.
-Bueno, yo soy Amanda Del Valle, soy mexicana, tengo 27 años, estudié Fotografía, hablo cuatro idiomas español, inglés, italiano y francés. –Guardó silencio un minuto. –No sé qué más decirle...
-¿Me vas a enseñar a hablar español? –Ernesto la interrumpió excitado.
Ignazio volteó a verla en complicidad, una media sonrisa dibujada en su rostro.
-Contesta bella, ¿vas a aceptar el trabajo? –Preguntó sin borrar aquella estúpida sonrisa.
- Es algo sencillo cariño, desde que ya no salimos con Gian de gira, Ercole consiguió otro trabajo, él vive cerca de Gian en Roma y yo viajo los fines de semana a verlo. Quince días está aquí en casa y quince días está en la capital. Yo sé que Ernesto ya es mayor pero me da pendiente dejarlo solo. Tú solo vas a ser su compañía.Se miraron los unos a los otros. Amanda sonrió con timidez.
-... y su maestra de español, -continuó Eleonora después de ver la cara de su hijo. -Si aceptas claro, sería cuestión de que cada fin de semana te quedaras aquí en casa, hay una habitación extra, o si tenemos que viajar o uno que otro evento. ¿Qué dices, aceptas? Ésta sería tu segunda casa, ¿te animas?
"Y pensar que Gian creció aquí, tras éstas paredes. Ojalá que las cosas hubieran sido distintas, pero él está con Martina y yo ya estoy con Francis. Por él no debería de aceptar, quiero enamorarme de Francis, pero realmente necesito el dinero." Pensó Amanda sin dejar de sonreírle. Levantó la mirada y detrás del espejo vio la imagen que fue su mundo en su juventud. Si pudiera hablar ese espejo seguro diría su nombre tras la sonrisa de Gianluca en el reflejo.
-Acepto Señora Ginoble. –Respondió Amanda extendiendo su mano para fijar una promesa.
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Mis manos necias
RomanceA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...