Sra. Boschetto

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            En el aeropuerto Amanda se despidió de sus padres con la promesa de que algún día regresaría, que sus padres la visitarían en Navidad y que sería una persona sensata, aprovechando al máximo las oportunidades que ahora la vida le estaba dando. Entraron a la sala VIP para esperar arribar el avión mientras tomaban una taza de café.

-¿Señor y Señora Boschetto? ¿Verdad? -Preguntó una señorita perfectamente uniformada, su cabello en un bello chongo le hacía lucir sus hermosos ojos.
-Sí. -Contestó Ignazio inmediatamente.
-Adelante por favor.
Amanda miró a Ignazio -"Yo podría ser la Sra. Boschetto..."- Su corazón empezó a palpitar de una manera alarmante.
-¿En qué piensas, cara mia?
-En lo feliz que soy a tu lado. -Acarició con ternura su rostro.

-De luna de miel ¿verdad? -Ignazio y Amanda voltearon a ver a una mujer alta y rubia, que con su mano izquierda palpaba su pecho a la altura del corazón y con la otra sostenía un bolso.

-No señora, aún no. –Respondió Amanda sonriendo.
-Pues se ve que se aman demasiado, muchas felicidades, que sean muy felices... los dejo, ¡buen viaje!, mi vuelo se va.

-¿Aún no? -Ignazio la miró al tiempo que aquella señora se alejaba.

-Tú ya sabes la respuesta. –Amanda se sonrojó.- Ahora vuelvo, voy al baño.

Entró al baño y se miró al espejo. Seguía sin creer en su buena suerte, buscaba al chico de sus sueños y tal vez ese chico ya había aparecido, tal vez sí era su buena suerte, tal vez estaba afuera esperándola. Lavó sus manos, polveó su rostro, maquilló sus labios. Salió y se sentó al lado de ese chico.

-Cara, dime una cosa... -Ignazio preguntó- ¿Qué vas a hacer con Francesco, lo vas a llamar?
-No sé qué hacer. –A decir verdad Amanda no había pensado en Francis ni un instante, no quería pensar en él. El cosquilleo en su entrepierna se hizo más agudo.
-Francis es un buen tipo, deberías de formalizar algo con él, él va a saber hacerte feliz.
-Pues sí, tienes razón, -estaba un tanto confundida, minutos antes Ignazio le había llamado por su apellido y ahora él mismo le recordaba a Francis,- él sí ha sido sincero y directo conmigo desde el principio.

Ignazio se levantó y detrás de ella se agachó para besar su frente. Amanda cerró los ojos para disfrutar las minucias de aquel beso.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora