Llamadas perdidas

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            *30 minutos después*

Toda su ropa estaba en la cama, llevaba varias piezas ya dobladas y acomodadas en la maleta, sus papeles estaban en la mesita de noche justo al lado de su libro favorito "Karma, mi amor". El café ya se había enfriado. El celular de Nacho no dejaba de vibrar. Cansada de que el sonido no le dejara ver el televisor se asomó a la pequeña pantalla parpadeante y tras 12 llamadas perdidas Amanda contestó.

-Ciao Igna, ¿por qué no contestas? -una voz profunda sonó del otro lado de la línea.
-Lo siento, Ignazio no está.... ¿quién habla?
-¿Dónde está? Habla Gianluca... ¿Quién eres?

¡Gianluca!... Un dolor en su pecho la movió toda, empezó a respirar rápidamente. Nervios. Comenzó la taquicardia y sobre todo, miedo.

-¿Hoooolaaaaa? -Gianluca insistió.- ¿Quién habla?
-Soy –tras respirar profundo- Amanda.
-Ah -Gianluca sonaba nervioso-.... ¿L...le pu..puedes?, ejem, ¿Le puedes decir que se comunique conmigo?
-Sí, claro...

Gianluca colgó el teléfono.

Amanda se quedó parada en medio de la habitación, la habitación seguía fresca y aun así ella comenzó a transpirar. Sus manos temblorosas y mojadas soltaron el celular que aunque cayó al suelo con un gran estrépito no la hizo reaccionar.

Pasaron minutos, segundos, un tiempo indefinido y ella seguía ahí, así, perdida en el espacio. Tocaron a la puerta. Sacudió la cabeza para ordenar sus ideas. Siguieron tocando. Amanda se acercó a abrir. Era Ignazio, su cuerpo se escondía tras una gabardina chorreante, su cabello mojado dejaba gotas de agua en el suelo, con una mano sostenía un paraguas y con la otra cargaba una bolsa de plástico.

-¿Me vas a dejar aquí parado?


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora