Amanda llevaba media hora lejos de casa de Gianluca, éste seguía en la cocina, con la taza de café ya frío aún en manos. Mientras pensaba en ella meneaba el café tratando de resolver la confusión que creó en él, se negaba a aceptarlo, sus sentimientos no gobernarían sobre él. Gianluca prefería el confort, una vida tranquila y no luchar con Francis por su amor. Sonó el timbre y de esta manera Gianluca reaccionó, al abrir la puerta aparecieron Amanda e Ignazio quien estaba sentado en un auto rojo detrás de ella.
-Olvidé mi celular. –Amanda mintió.
Entró a la casa y Gianluca caminó atrás de ella, al estar ya en la habitación ella dio media vuelta y corrió hacia él.
-No dejé nada, pero no podía irme así. Necesitaba estar contigo, sentir tu calor. Necesitaba saber que no fue un sueño.
Amanda abrazó a Gianluca y respiró su olor. Pegó su nariz al cuello perdiéndose en su calor, con la mejilla él rozó la suya raspándola con su barba sin afeitar y besó sus labios tratando de animarlo, prenderlo y recibir a cambio algo de él, pero nada. A los pocos segundos Gianluca la quitó.
-No por favor, no te hagas esto, esto no va a pasar. –Gianluca agarró los estrechos hombros de Amanda. –Déjalo como un sueño, yo no voy a dejar a Martina por ti. Fue fantástico lo que pasó, pero fue un error... No eres tú lo que hoy quiero de mí, te quiero demasiado pero no así, perdóname. No pretendo lastimarte. Nos vamos a seguir viendo, así lo quiso el destino, quizá en otra vida tú y yo podamos ser felices, pero en ésta llegamos tarde, ¡maldigo a la vida por encontrarte tarde!
Amanda se separó de Gianluca con un arrebato, con un miedo atroz. ¿Quién era él en verdad? ¿Con quién estaba en ese momento que ya era otro diferente al que la besaba y la veía dormir? Respiró profundo conteniendo la furia convertida en lágrimas que imploraba por salir. Decidió salir de una vez por todas y olvidarse de todo. Antes de llegar a la puerta Gianluca la detuvo por el brazo, la jaló hacia él y la besó con desesperación.
-No dejes a Francis, en él puedes encontrar lo que buscas, yo no soy quien tú crees.
Gianluca la volvió a besar y con su mano derecha despejó un mechón de cabello de su rostro.
-Pudiste ser tú...
Y con este beso le dictó a Amanda la despedida. Ella mordió sus labios.
-Por ti no lo iba a dejar. –Mintió Amanda indignada. –Salió corriendo y se subió al auto, Gianluca miraba escondido tras la ventana, golpeó de un puñetazo la pared.
-Fue lo mejor Amanda, lo hice por nuestro bien.
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Mis manos necias
RomanceA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...