Aquel chico, aquel recuerdo

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-Para dormir váyase a su casa señorita Del Valle. Esto es un salón de clases. No un hotel.
El eco de la voz del profesor retumbó entre las cuatro paredes del salón de Teoría. Todos sus compañeros voltearon a verla, unos cuantos reían.
-No, no. Disculpe. –Amanda estaba exaltada. –No va a volver a pasar.
-Claro que no va a volver a pasar. Hágame el favor de salirse de mi clase, tómese un descanso y duerma en su casa.
-Pero...
-Por favor. Nos vemos la siguiente semana.
Amanda se levantó con calma respirando profundamente para evitar el bochorno. Colgó la cámara al cuello, arrastrando la mochila salió. El salón la seguía observando. Sentada en una jardinera bajo la sombra de un árbol esperaba, esperaba a que pasara el tiempo. No quería regresar a casa. Ignazio estaba ahí. Su actitud indiferente le dolía, evitaba hablarle, estar con ella y hasta verle.
-Tal vez me lo estoy imaginando. Tal vez en realidad no pasa nada. –Pensó a solas. -¿Sabrá lo que pasó con Gianluca? Y para colmo mañana tengo que ir a ver a Ernesto. No quiero que Nacho piense mal de mí...
Sacó el celular y marcó. Martina.
-¿Qué pasa linda?
-Pues en realidad no sé. ¿Hablaste con Igna? ¿Le dijiste algo? –Amanda seguía esperando.
-No. Nada. ¿Qué pasa?
-Lleva días enfadado. Evita hablarme. Siempre que estoy en casa él se sale y me ignora. No entiendo que hice.
-¿Cómo sabes que fue tu error? –Preguntó Martina. –Quizá tenga problemas personales. Siempre es válido.
-Ya sé pero esa actitud me molesta. ¿Por qué no hablar las cosas de frente?
-¿Y por qué no le preguntas eso mismo tú?
-Pues. –Amanda dudó. –Me pone nerviosa.
-¿Perdón? No te escuché.
-Nada, nada, nada. Te dejo. Voy a casa a hablar con él.
¿Nervios? No. Amanda se negaba a sentirlos. "Esto no va a pasar" Marcó el número. Colgó. Volvió a marcar. Colgó de nuevo. Levantó la cabeza y vio a un chico pasar.
-Sólo estas cosas me pueden pasar a mí. –Pensó tras una pausa.

Un chico se detuvo a pocos metros de ella. Su cabello rizado le recordó a esa sensación de pasar los dedos entre el cabello de Gianluca. El chico se giró dejando a la vista su perfil y su perfecta nariz. Amanda recordó el haber estado acostada frente a frente con Gianluca y rozar su nariz. Los rayos del sol acentuaron los ojos claros del chico, Amanda mientras tanto con un nudo en la garganta, recordó la mirada de Gianluca fija en ella. Perdiéndose en ella. Solamente en ella. Marcó el número de alguien. Sonó el timbrar de la llamada. Pasaron los segundos, no contestaban. Siguió timbrando.

- ¿Qué pasó? –La voz masculina del otro lado de la línea sonaba cortante.
-Ya no soporto más. No puedo ni quiero estar así. Tenemos que hablar. Te necesito.
-Está bien. –Ignazio suspiró. –Nos vemos en Donatella a las 12:00. Hay mucho de qué hablar.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora