-Vaya, ya dejó de llover. -Amanda secó sus lágrimas con la manga sucia de su vieja sudadera. -Será mejor que salga a distraerme o los recuerdos me volverán loca.
Amarró su cabello en una cola y salió de la habitación en búsqueda del fresco del día. Caminó dando vueltas por la calle, sabía cuál era su destino final, sin embargo entre confusiones y pensamientos lo evitaba por su indecisión. Al llegar al parque, minutos más tarde, vio un árbol donde se sentó a su falda. Sacó su viejo diario y comenzó a releer su vida, quizá así cambiaría el final de la historia.
"Querido diario, conocí a Gabriel, creo que él es el hombre perfecto... Su sonrisa, sus labios.... ¡me lo quiero comer a besos! ¿Es amor?"
-¡Pero que estúpida! -se enjuició por incrédula.
Hojeó el diario pasando por Enero, Febrero... Diciembre preguntándose si siempre había hablado de él. Conocía perfecto la respuesta.
-Disculpa ¿me puedes dar tu hora? –Una joven la distrajo.
-¿Perdón? –Amanda levantó la mirada de su tan agobiante lectura.
-Que si me dices la hora -Te volvió a preguntar la chica.
-Por supuesto, son las 10:43 -respondió sin dejar de verla, algo en ella le hacía recordarla, la conocía.
-¡Grazie! -contestó en un muy fluido italiano, seguramente ella lo era.
-Disculpa... ¡No te vayas! –Amanda se levantó y corrió tras ella, la detuvo. -Siento que te he visto en algún lado, que te conozco, pero no sé de dónde. ¿Cuál es tu nombre?
-Martina, mucho gusto. Mi nombre es Martina... –El celular sonó de nuevo interrumpiéndola.
-Espera un segundo, Martina. -Tomó la inoportuna llamada.
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Mis manos necias
RomansaA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...