Mi peor error

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Eran las cuatro de la mañana. Piero ya se había ido. Aún mareada Amanda recogía todo su desastre. La botella vacía, las colillas aplastadas y u cruda emocional. Ignazio no regresarías hasta la mañana, o la tarde, todo dependía de la hora en la que se despertara de la fiesta con sus amigos. Amanda tomó el teléfono suplicante que Martina no contestara esta vez.
-¿Diga?
-¿Gian?
-¿Qué pasa? ¿Estás bien?
-Quiero verte.
-¡¿Ahora?!
Gianluca estaba bastante dormido.
-Si. Estoy en casa. Sola.
Amanda miraba las puntas de su cabello.
-Voy para allá. -Colgó de inmediato.
Martina se despertó con el timbrar del teléfono.
-¿Quién era?- preguntó Martina adormilada.
-Un amigo, tuvo un accidente. Voy a verlo - mintió Gianluca.
-¿A esta hora? ¿Qué amigo?
-Un amigo, vuelvo al rato.
Gianluca se desperezó tallándose los ojos. Estaba molesto y preocupado, sin embargo salió de la cama a pesar de la hora y sólo para ver a Amanda. Algo inusual en él.
-Te acompaño.
-No. Nos vemos al rato.
-¿Seguro? Puedes necesitar mi ayuda.
-¡Ya te dije que no! Ya duérmete. Nos vemos después.
Martina ya no pudo más decir nada. La voz tajante de Gianluca la paralizó de pies a cabeza. Él jamás le había hablado así.
Amanda contaba los minutos hasta que Gianluca llegó. Abrió el portón eléctrico, y nerviosa y emocionada ya lo esperaba con la puerta abierta.
Gianluca a paso rápido entró al departamento, la empujó hacia adentro y cerró la puerta. Estaba irritado.
-¿Qué te pasó? ¿Para qué me necesitabas?
-Quería verte, estar contigo. –Le contestó anhelante ella.
-¡No vuelvas a hacer eso nunca!

Su alegría de un momento a otro desapareció.
-Me preocupé, pensé que en verdad me necesitabas, que estabas en peligro y solamente estás tomada.
-Vete. –Se enfadó de inmediato.
-¿Y te enojas? –Él estaba indignado.
-Sólo quería estar contigo, fue un error.
-No me vengas contus caprichos, tienes que entender que no eres mi novia. ¿Que hubiera pasado si Martina contestaba el teléfono? Hubieras colgado con inmadurez.
-Vete ahora. No quiero nada de ti.
-¿Me llamas y luego me corres? Déjate ya de estupideces.
Amanda abofeteó a Gianluca con ira, una bofetada limpia, su cara se giró e hizo una mueca. No se lo esperó.
-Imbécil –deletreó cada palabra con lágrimas de irá en los ojos.
Gianluca no dijo nada, simplemente se giró y se dirigió a la puerta. Tomó la perilla al tiempo que Amanda hablaba.
-A veces me arrepiento de amarte de esta manera. Eres mi peor error. Es inexplicable el cómo te odio y te amo al mismo tiempo.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora