Un amor que dio vida

148 14 2
                                    

            -¿Embarazada de quién mon ami, de quién? –Romina lloraba con ella.
Ambas seguían abrazadas en el suelo. Romina lucía un entallado vestido rojo y un perfecto maquillaje. Amanda sentía en su calor esa seguridad que tanto necesitaba.
-Hay cosas que no sabes de mí. Y sé que si te las cuento me vas a rechazar, me alejarás de ti para siempre.
-Te lo juro que no. No me importa quien hayas sido en tu pasado. Si es necesario salir juntas, lo haremos, pero debes confiar en mí.
-¿Y Dave? –miró Amanda hacia arriba para verla.
-Vendrá otro día, no podía dejarte así. Cuando salí se me olvidó mí celular y regresé por él, así fue como te escuché llorando, te escuché tan mal que le pedí otro día.
-¡Soy una basura! -comenzó a llorar como niña pequeña, estaba totalmente aterrada.
-No, no digas eso. Por favor, ¿qué puede ser tan malo?
-Me embaracé del novio de mi ex amiga y de quien yo estaba enamorada me corrió de su casa porque le prometí que nos casaríamos y él estaba enamorado de mí, y ahora él no puede ver al otro... y yo ya no puedo volver a ver a ninguno de los tres.
Romina no supo qué decir, se quedó callada abrazándo a Amanda con más fuerza. Ella se soltó de la rubia para abrazarla y decirle:
-¿Recuerdas aquel italiano con el que vivía?
-Sí, lo recuerdo.
Romina la miró seria.
-Sé que no es el momento, pero tienes que saberlo. –Amanda se miró las manos. –Aquel italiano enamorado de mi es Ignazio, Ignazio Boschetto.
Romina giró la cabeza mirando a la nada boquiabierta. Era algo que realmente no esperaba.
-Y...
-Estás embarazada de Gianluca. –Continuó Romina.
Amanda lloró con más fuerza. Oír su nombre le dolía, era una llaga que sangraba y que quemaba por dentro, oírlo en voz de ella era peor, Amanda sabía perfecto lo que ella significaba para Gianluca. Era momento de hablar.
-Yo lo amé, lo amo con todo mí ser. Desde siempre, para siempre, no lo sé. Le di mi vida. -Lloraba sin poder mirarla a la cara. –Le di mi tiempo, mi espacio. Yo quería y rezaba porque él fuera la persona que estuviera conmigo por el resto de mis días. No me importaron sus migajas. Poco a poco me convertí en su nada.
-Gianluca... –Romina se levantó y se dirigió a la sala sentándose absorta en sus pensamientos. Amanda sólo veía su perfil ahora cabizbajo sumido en un recuerdo que albergaba en lo más profundo de su corazón. Flaqueó de pronto, y en susurros comenzó a sollozar.
Estaba hincada y recargó su cabeza en una de las paredes del pasillo.
-Gianluca en mi vida fue lo mejor... -Comenzó a hablar. –Me dio un sueño que se llevó el tiempo.

Con lágrimas en los ojos la miró.
-Mira qué pequeño es el mundo. Da vueltas y el tiempo borra los recuerdos, aunque tomemos caminos distintos siempre se nos olvida que el mundo es redondo y que tarde o temprano nos volveremos a encontrar –dijo Romina sumida en recuerdos.
Amanda rodeó sus rodillas con ambos brazos y su llanto se transformó en dolor, un dolor que jamás habías imaginado que pudiera existir, sentía que ahí mismo la vida se le iba de las manos. Moriría de dolor.
-No están solos. –Romina se sentó de nuevo junto a Amanda y la abrazó. Estaban frente a frente, no la iba a soltar. –Hablo de ti y de ese bebé que no tiene ninguna culpa. -Lloraron juntas-. Ésta vez no te voy a soltar. Tampoco te voy a decir que te comprendo porque en verdad el dolor que cargas dentro es indescriptible y porque no te entiendo, no hasta que no me cuentes todo. Soy tu amiga, tu verdadera amiga y te voy a apoyar. Dime que pasa, qué pasó. Necesito saberlo para ayudarte, para salir de esto juntas. Nadie va a comprenderte mejor que yo. El amor de una fan hacia un artista es infinito, tú lo viviste, yo lo viví y por la misma persona. Vivimos casi lo mismo, con la única diferencia de nuestra madurez, lo nuestro fue un juego, un sueño irreal. Lo de ustedes es la vida real, un amor "maduro" si así quieres llamarlo, un amor que trascendió hasta esto, -tocó su vientre con la mano-, un amor que dio vida.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora