Se detuvo y lentamente bajó a Amanda al suelo, colocó sus manos en su cintura y poco a poco metiéndolas en su blusa acariciando su abdomen, causando en ella un caluroso escalofrío, la apretó hacia él y colocó sus labios en el oído. El corazón se aceleró, Amanda sintió su respiración.
-Sé parte de mí... -dijo dulcemente al oído.
-Fran... -suspiraste.
Amanda levantó la mirada, Ignazio estaba sentado con las piernas cruzadas, agarrando fuertemente las maletas mientras que con su mano libre giraba las llaves, se veía molesto. Viendo a Ignazio, Amanda buscó las manos de Francis y las entrelazó.
-Vienes para quedarte ¿verdad? -Le preguntó Francesco.
-De ser lo contrario no estaría aquí. –Respondió ella sin dejar de mirar a Ignazio. Francis besó su cabello.
-Miren, ahí está Martina. -Ignazio señaló la entrada.
Amanda se giró para verla, en efecto ella venía sola. Se detuvo, la vio, le sonrió y corrió a abrazarla. Efusivamente Martina la rodeó con sus brazos, Amanda quieta al sentir el cariño la abrazó tímidamente.
-¿Por qué te fuiste así? Sin despedirte. -Martina aun la abrazaba.
-Perdón Martina, no sabía cómo decir adiós –Amanda mintió, sabía perfecto que su decisión fue su culpa, el dolor de ver a Gianluca besando sus labios.
-¿Y Gian? ¿Lo vamos a esperar? -Ignazio rompió el silencio.
-No Igna, vengo sola.
-No me sorprende que no haya querido venir -Francis hizo una mueca.- ¿Dónde está Piero?
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Mis manos necias
RomanceA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...