-¿Será este un sueño? Que te perdí, que de verdad ya no te tengo. ¡Cuánto quisiera cerrar mis ojos y empezar de nuevo! Aunque te deje de amar es imposible que te pueda olvidar. Me enseñaste a querer, por favor enséñame a olvidar esto que siento. Eres tú la mujer a quien yo amo, en verdad te quiero. Al fin del juego lo lograste, saliste ganadora. Hoy por ti estoy sufriendo.
Ignazio tocaba la guitarra mientras cantaba esta canción que acababa de aprender. Lloraba mientras múltiples ideas le daban vueltas a la cabeza.
-Y aquí estoy ridículamente hablándole a tu fotografía. –Ignazio se levantó y caminó a la ventana con un bonche de fotografías en la mano. –La casa sola y tú aceptando migajas de quien no te ama. Gianluca no la va a dejar y a ti no te importa.
Ignazio abrió la ventana y comenzó a arrojar al viento sus fotografías. Cada una de ellas caía deslizándose en el aire, muchas perdiéndose entre la gente. Una de ellas cayó boca arriba y cuando las gotas de lluvia la comenzaron a mojar la imagen se perdía para siempre.
-¿Será tu ego que te empujó a él por su físico? –Ignazio estaba recargado en la ventana -Trataré de resignarme por completo. –Ignazio sonrió entre lágrimas.
-Aún recuerdo las novelas que tú leías ansiosamente. Acabo de perder la razón y de paso la esperanza de que vuelvas a mi.
Mientras Ignazio se lamentaba, aquella foto lloraba. En la fotografía Amanda abrazaba por detrás a Ignazio besándolo en el cuello, éste sonreía mientras con dulzura agarraba sus manos.
Una llamada hizo reaccionar a Ignazio. Él no contestó. Después de seis tonos se encendió el foco rojo de la grabadora y tras el 'bip' sonó la voz de Amanda.
-Igna. Hola, soy yo. No sé cómo comenzar, fue mi error, mis dudas y hoy es demasiado tarde. Perdóname. -Sonaba destrozada. –Ya no estás conmigo, creo que debo dejarte de pensar pues me hace mal quererte tanto pero no logro dejarte. Perdóname, me enamoré y actué con errores. No fue mi intención lastimarte, te lo juro Ignazio, me conoces. No soy mala persona, elegí mal. Me voy, estoy a punto de emprender un viaje. Me despido de ti Ignazio. Quizá nunca más vuelva a verte pero no puedo dejar de decirte que en verdad me enamoré de ti. Creo que es todo, esta vez es el final. Duele tanto decir adiós pero, no me queda más. Adiós Ignazio. Adiós para siempre.
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Mis manos necias
RomantizmA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...