Por ser tu mujer

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Era 26 de Diciembre. Ignazio había salido con sus padres a comer. Por más que le había insistido Amanda se rehusó y prefirió dormir y ver películas en la comodidad de su cama. La verdad era que estaba un poco deprimida, durante 27 años había pasado esas fechas con su familia y hoy, hoy no tenía ninguna. Pensaba en Gianluca. Pensaba en la familia que podría formar con él. Pensaba en Ignazio y en la familia que él quería que ella formara a su lado. Serían más Navidades así, con una vida suya, hecha a su manera y con las personas que durante años fantaseó conocer. Ahora reía, después de perseguir sus sueños día a día, después de comprar todos sus discos, después de ir a cada lugar al que se presentaban. Hoy estaba acostada en la cama de su ídolo, viviendo entre sus cuatro paredes. Aquellas "Fan-Fics" eran verdad, aquellos sueños hoy la despertaban para que "rayita" no fuera nada más y anda menos que ella, Amanda. Sonó el timbre. Se levantó abrumada directo al interfon.
-¿Sí?
-Ábreme. Soy yo. –Los ojos verdes de Gianluca miraban directamente a la cámara.
-¿Qué haces aquí? ¡Sigo en pijama!
-Por Dios Amanda, te he visto en peores condiciones. Vamos.
Abrió la puerta con la emoción al límite. Gianluca era un experto en ponerla así. Pasaron más de 2 horas, habían visto sólo media película y el otro tanto se habían besado y acariciado. Esa era su definición de "Feliz Navidad". La familia feliz que durante años había soñado y la familia que no podía tener.
-Será mejor que me vaya, Igna no tarda en llegar. –dijo Gianluca al tiempo que se ponía de pie.
-¿Cómo sabías que no estaba?
-Le marqué antes de venir.
-¿A qué viniste? ¿Sólo a ver películas conmigo? -lo miró.
-Vine a estar contigo –dijo titubeando. Mentía.
-No le vas a decir nunca ¿verdad?
-¿Qué?
-Que yo existo en tu vida. Que soy la otra.
-No. No le voy a decir –Gianluca la miró.
-¿La prefieres a ella? –Amanda estaba ya molesta.
-No es que la prefiera o no a ella. Simplemente no la puedo dejar. –Gianluca bajó la mirada. –Ya es muy tarde.
-Daría la vida entera por ser la única, por ser "tú mujer", pero no es así. Me estoy rebajando a ser "la otra", a compartir tu amor y recibir a cambio migajas de ti. Voy en contra de mis principios, de mi amor propio. Hoy soy quien algún día juré no ser.
Gianluca se llevó ambas manos a la cabeza.
-Tengo que mirar a Martina a la cara y fingir que no pasa nada. Tengo que tragarme mi orgullo, aguantar el llanto y escuchar cuando me habla de ti. – Lo miró con lágrimas en los ojos. –Me has convertido en la peor persona: la mentirosa, la ladrona. La peor versión de mí. Martina sospecha, sospecha que hay alguien más.
-No te pongas así, ¡compréndeme! Para mí esto es muy difícil. –Gianluca agarró su cara y la miró a los ojos. -Estoy llevando una doble vida por ti.
Con la cara de Amanda entre las manos la besó dulcemente en los labios.
-Pude haberme esperado cualquier cosa, menos esto. Que te perdone Dios Amanda, yo no lo voy a hacer. Eres increíble, la dama de la mentira, la señora de la vida falsa. –Ignazio estaba pálido y sus labios temblaban de ira. –Me mentiste. Tú y yo nos casaríamos, nos íbamos a ir juntos a Los Ángeles. Todo este tiempo me engañaste, solamente jugaste conmigo. Y tú, tú Gianluca eres un cabrón......
Amanda no alcanzó a oír lo último. Su vista se nubló, sólo sintió un golpe en seco y un eco atronador.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora