Los Barone platican con Martina en el restaurante de siempre. Tantos años de amistad los unía. Nada iba a cambiar. Era más que una familia. Una gran hermandad. El restaurante está casi vacío.
-¿Cuándo inician la gira?
Piero cortaba un trozo de pizza. Al intentar agarrarlo se quemó los dedos. Se sacudió la mano para llevarse a la boca aquellos lastimados.
-En tres semanas. Nos vamos a Latinoamérica. –Respondió.
-¿Cuánto tiempo? –Preguntó Francesco.
-Dos meses. Pero ya no vamos a regresar a Italia. Nos vamos para Los Ángeles.
-¡¿Los Ángeles?! ¡Es demasiado! –Martina estaba absorta.
-Lo sé. Pero Michele y sus raras ideas. No vamos a regresar por lo menos en seis meses.
Francis se quedó callado. Por lo visto esa idea no le agradaba del todo. Martina bajó su trozo de pizza dejando de comer. Exhaló un suspiro.
-Gianluca no me ha dicho nada.
Piero y Francis se quedaron callados. Un silencio completamente incómodo.
-Piero, dime la verdad. ¿Desde hace cuánto tiempo lo saben? –Preguntó ella rompiendo el silencio. Intentando no inculpar a Gianluca.
-Desde hace mes y medio, un poco más.
Martina respiró profundo y cambó de tema. Era tal su miedo de perder a Gianluca que prefería evitar el tema y justificar su falta de comunicación.
-Hay veces que no logro entenderlo. Pero sé que él es así. –Lo disculpó como tantas veces.
Piero no sabía qué hacer. En silencio agarró su vaso y mientras bebía su limonada hizo memoria de antas cosas. El día que regresó Amanda a México sin decir adiós su hermano y sus dos mejores amigos estaban irreconocibles. Recordó a Francis desesperado por saber dónde estaba, preguntándose que hizo mal. Recordó a Ignazio sentado en la cama de hotel con las manos en la cabeza, angustiado. Lo conocía tanto como para saber que él estaba enamorándose de ella, incluso sin que él mismo lo aceptara. Pero lo que más recordaba era la actitud de Gianluca. Su indiferencia fingida. Su miedo. Recordaba oírlo tras la puerta. Recordaba ese miedo que gritaba que Amanda era más que una conocida. Que era más de lo que él mismo quería.
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Mis manos necias
RomanceA golpes la vida siempre te pone en su lugar. Sin importar el sentimiento la naturaleza siempre proclama justicia, y poco a poco se cobra todas y cada una de las acciones que hayas realizado. Karma. Cuando la vida da, la vida quita. Es irónica. Prob...