Las cartas sobre la mesa

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            Llegando a casa Amanda apagó el auto aun buscando algún coche ajeno. Nada. Entró a su casa, cerró la puerta y al dar media vuelta....

-¡Qué haces aquí!

-¡Amanda! ¿Qué son esas palabras?
-Me alegra saber que tú también me extrañaste -Ignazio se puso de pie para saludarla.
-¡Juré que jamás volvería a verte! ¡Nacho, te extrañé tanto!

Amanda corrió sin pensarlo hasta sus brazos, Ignazio la abrazó derramando un par de lágrimas de sus ojos, la besó en el cuello y cargándola comenzó a dar vueltas. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo erizando su piel. Su beso hizo que se estremeciera. ¡Lo había extrañado tanto!

-No quiero una vida lejos de ti. -Dijo al mirarla a los ojos. Al oír esas palabras Amanda se sintió desfallecer. -Vengo por ti, mañana nos vamos.

Amanda miro a su madre, quien llorando sostenía unos sobres y a su lado había una maleta. Ignazio la soltó y de la mano la llevó a sentar a la sala. Agarró aquellos sobres y los colocó sobre la mesita, los tres se sentaron. Su padre salió de la cocina y agarrando el primer sobre se sentó al lado de su mujer y les ofreció la primera carta, Amanda antes de abrirla miró a sus padres y después a Ignazio quien dijo:
-Tus padres ya están de acuerdo, ahora sólo faltas tú. No puedes negarte ya todo está hecho.

Amanda seguía sin comprender. Abrió el primer sobre que contenía un par de boletos de avión.

-El avión ya está pagado, nos vamos mañana. -Sostenía el sobre en la mano.
-Pero...
-¡No digas nada! –Ignazio la interrumpió. -Abre el segundo sobre.

Amanda abrió el segundo sobre, era una hoja de registro.

-Sólo llénalo con tus datos, ya estás inscrita en la Universidad para que estudies Fotografía, es un Master, ya está todo pagado.
-No....
-Abre el tercer sobre. –Ignazio interrumpió de nuevo.

Abrió el tercer sobre, eran unas llaves con un llavero en forma de la bandera de México.

-Son los duplicados de las llaves de mi casa, me sobra una habitación, así que ya tienes casa.
-Pe.. pe... per.... –Amanda comenzó a tartamudear.
-¿Me esperas? -Ignazio la interrumpió una vez más.

Ella movió la cabeza en modo de desaprobación, abrió el cuarto sobre, era una única llave junto con el trámite de una licencia.

-Es la llave de tu Vespa, Francesco insistió en comprarla y la licencia, casco y accesorios van por cuenta de Piero.
-¡Jamás he manejado una Vespa! -Rió nerviosa.
-No te preocupes, los Barone son unos expertos.
-¿Y cómo voy a pagar todo eso?
-Te falta un sobre... -Sonrió.

Amanda suspiró, agarró el quinto y último sobre, volteó a ver a sus padres una vez más quienes moviendo la cabeza afirmativamente le indicaron que hacer. El quinto sobre contenía una simple hoja con una dirección.

-¿Qué es esto? -Preguntó mirándolo.
-La dirección de tu futuro trabajo.
-¿De?
-Ya lo verás, el fin de semana firmas tu contrato. Déjame decirte que mejor trabajo no encontrarás: accesible y bien pagado, vas a cuidar al hijo de unos amigos de una gran familia. Te enamorarás.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora