Mis manos necias

¡Qué más da!

            El resto del día fue maravilloso. Leonora era una gran mujer, poco a poco le enseñaría a Amanda a cocinar y ésta le llevaría recetas de comida mexicana tan caseras que eran de la abuela de su madre, toda una tradición familiar. Tantas veces las había visto cocinar que por costumbre ella también podría.

Recostada en la cama descansaba escuchando su canción favorita, "We Are Love", un tributo al amor de parte de Il Volo a las fans. Tantos recuerdos acumulados en sus pensamientos, los gritos de los conciertos, las idas al aeropuerto, las serenatas a los hoteles, las largas filas para las firmas de autógrafos, las desveladas sólo para verlos. ¡Vaya que había sido una buena época! Soñaba con tenerlos cerca y hoy enredaba sus vidas, hoy era esa su realidad. Tocaron a la puerta.
-Cariño, ¿sigues despierta? –Era Leonora quien asomó la cabeza.
-Adelante, escuchaba música.
Leonora entró al interior y se sentó en la cama. Amanda se alzó y se sentó a su lado.
-Cariño, ya nos vamos, tenemos una reunión y nos quedaremos en Roseto ésta noche. Hay comida en el refrigerador, sírvete. Si te vas a bañar, la derecha es la caliente. Te dejo mi número. -Le entregó una libreta con números telefónicos. –Cuídate, ciérrate bien y nos vemos en la mañana.
Pasados unos minutos Amanda se asomó a la ventana. Monica, Ernesto y Leonora traspasaban el portón que le hizo dudar esa mañana. Apagó su iPod, sacó su pijama, shampoo, crema y demás y se dirigió al baño. Al hacer repaso de su aseo personal, se dio cuenta de un faltante. Salió del baño dejando la puerta abierta, la luz del pasillo era muy tenue pero le permitió caminar. Sólo traía puesta la ropa interior, se detuvo antes de entrar a su habitación, la puerta a su espalda la invita a entrar.
Entró a su habitación ignorando a su otro yo que le seducía a entrar a la habitación de Gianluca. Agarró sus pantis y salió, se quedó frente a frente a la habitación cerrada. "¿Qué más da? Es sólo un vistazo."