Llegó para quedarse

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            Gianluca estaba afuera del departamento de Ignazio, estacionó su auto, apagó el radio y justo cuando iba a bajar del auto vio a Francis salir del brazo de una chica. Francis le colocó un casco rosa y cargándola la subió a la Vespa que estaba estacionada junto a un árbol, Francis subió a la misma y arrancó. Gianluca bajó del automóvil. Entró al edificio y tocó el timbre de Ignazio.

-¿Ahora qué se les olvidó? -Ignazio abrió la puerta.
-Pues nada, -Gianluca estaba del otro lado -sólo venía a saludar.
-¡Gian! ¡Qué milagro! pasa. -Ignazio entró abriéndole paso a Gianluca -Perdón que esté regado, es que acabo de llegar de viaje y la verdad es que ni he desempacado. ¿Quieres un café?
-Por favor. Sí, me dijo Maríagrazia que Piero había ido al aeropuerto por ti. ¿A dónde fuiste?
-Pues fui por alguien a quien no quiero perder, alguien que quiero tener en mi vida para siempre. -Suspiró.
-Sí, la vi salir con Francesco.
-¡Ah sí! Hoy empiezan sus clases de manejo, ya sabes los Barone y las motos.
-No cambian -dijo Gianluca entre risas -y entonces ¿llegó para quedarse?
-¡Dios quiera que así sea! Pues de hecho vamos a vivir juntos, ya le conseguí escuela, trabajo y hasta transporte.
-¡Qué bueno hermano! tú realmente mereces ser feliz. 


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora