Para poder dormir sin pesadillas

142 10 0
                                    

13:03

Amanda:
"Me muero de ganas de decirte... que te quiero. Y que no quiero que venga el destino a vengarse de mí, y que prefiero la guerra contigo al infierno sin ti."

13:04
Gianluca:
"Es muy difícil para mí, paso los días pensando en las cosas que quiero decirte, a dónde me gustaría ir contigo. Pienso en todo lo que quiero que hagamos juntos, pero tú no estás cerca."

13:06

Amanda:
"No quiero perderte."

13:06
Gianluca:
"No lo hagas. No me pierdas."

13:07

Amanda:
"El sólo hecho de que nos hayamos conocido al menos a mí me hace muy feliz. Estaré feliz el tiempo que tenga el placer de estar contigo, así sean diez minutos, diez años, treinta años o una eternidad."

13:10

Gianluca:
"Una eternidad es para siempre. Siempre contigo sería un sueño hecho realidad."

13:11

Amanda:
"Quiero estar contigo a pesar de las peleas, llantos, risas, enojos, besos y celos, SIEMPRE JUNTOS."

13:13

Gianluca:
"Tú lo vales todo, vales la alegría, la espera, las lágrimas."

13:13

Amanda:
"En este momento yo quiero estar a tu lado, llenarte de besos, caricias...."

13:15
Gianluca:
"Yo solo quiero hacerte feliz."

Amanda no pudo evitar sonreírle a la pantalla del celular. Su café se enfriaba mientras escuchaba partes de la conversación de Martina flotando sin sentido. Trataba de hilar la conversación pero era absurdo, no podía dejar de pensar en Gianluca y en lo mucho que lo amaba, en lo que él se había convertido en tan poco tiempo. Gianluca era sin duda su vida.
-¿Con quién tanto hablas? -preguntó Martina sacándola de su mundo de fantasía y regresándola a tu maldita realidad.
-¿Eh? –se sonrojó avergonzada-, no es nadie.
-¿Y nadie te pone así? ¿Cómo se llama?
-No, no, no ja, ja, ja. No es nada. –su cien latía velozmente.
-¿No me quieres contar? Pensé que éramos amigas...
-Lo somos, sólo que es algo difícil de contar –Amanda mordió sus labios.
-Es alguien.... –una gota de lluvia mojó su mano-. ¡Ay Dios, ya va a empezar a llover! Mejor hay que apurarnos, te cuento en el camino.
Se levantó y nerviosa buscascó dinero en su monedero, pagó la cuenta. Martina corrió tras ella, estaba ansiosa.
-¿Es guapo? ¿Ya son novios? ¿Cómo se llama?
-Sí, algo así, luego, luego... -continuó caminando ahora más a prisa.
-¿Eres feliz? -Martina preguntó persiguiéndola.
-Demasiado
-Pues entonces felicidades, eres una increíble mujer y te mereces lo mejor –diciendo esto Martina la abrazó sin darle tiempo de reaccionar. Aquel abrazo la hizo sentir culpable. La peor de todas, la traicionera. Sólo bajó sus brazos cerrando los ojos aguantandose el pinchazo en el corazón.
-Gracias
Continuaron recorriendo las tiendas, Amanda ya no iba del todo contenta.
-Querida, vamos a la casa, te invito a cenar –Martina rompió con todas sus expectativas de salir victoriosa aquella tarde.
-¿A dónde?
-A mi casa, ¿a dónde más?
-¿A tu casa? ¡NO! -gritó asustada.
-¿Por qué no? ¿Qué hay de malo? –Martina estaba preocupada. –Últimamente ya no quieres salir conmigo, me rechazas, te alejas de mí. Dime ¿qué te hice?
-No es eso Martina, es que en verdad no puedo, no tengo tiempo. He estado distraída, no es nada en contra tuyo.
-Entonces vamos, es sólo hoy. Sólo te pido un poco de tu tiempo.
Martina la miró suplicante, en verdad estaba afligida. Ya estaban sentadas en el auto, la culpabilidad a Amanda no la dejaba en paz. Quizá con un poco de cariño las cosas cambiarían, quizá haciendo acto de caridad ella estaría bien. Quizá así tranquilizaría sus noches para poder dormir sin pesadillas.
-Vamos, pero sólo un rato –suspiró acongojada.


Mis manos neciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora