Capitulo44; Celosa de Rosmerta

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Se que llevo mucho tiempo sin subir pero jamás la abandonaría. No he tenido ni tiempo ni inspiración. Lo siento

No deberías estar en la sala común de Rawenclaw-dijo Severus al niño que estaba sentado en el suelo del despacho de Ninfadora. Ella se levantó, y le sonrió.

El niño salió de allí y Ninfadora recogió todo de su mesa. Estábamos jugando-dijo Ninfadora. Debería estar estudiando y tú trabajando-dijo Severus mirándola fijamente. Un día es un día-dijo ella.

Voy a bañarme-dijo Ninfadora quitándose la ropa. Severus la observó.

Cuando se metió en la bañera se relajó. Severus entro para lavarse las manos. Que ha pasado hoy en Hosmeden-pregunto Ninfadora llamando la atención de su marido. Lo de siempre todos los críos metidos en Honey Duks-dijo girándose. Y tu. Estuvistes en cabeza de puerco o los estuviste controlando-dijo Ninfadora moviéndose incómoda.

Estuve observando pero también fui a cabeza de puerco tu tío me mandó decirte que quiere hablar contigo a solas-dijo Severus. Y Rosmerta te sigue mirando como lo hacía-pregunto celosa. Estas celosa de que otra mujer quiera estar en mis brazos pregunto acercándose. Si-dijo ella enfadada. No me hace ninguna gracia.

Entonces porque no te aseguras de que solo soy tuyo-dijo Severus. Hacia algún tiempo que no estaba con ella.

Ninfadora se levantó y cogió el albornoz y mientras se lo puso beso a Severus. De eso ya estoy segura-dijo saliendo de la bañera a cambiarse para la cena.

No quieres asegurarte-pregunto cogiéndola por la espalda. No-dijo furiosa. Piensa que me acoste con ella-dijo él mientras se vestía. A muy bien entonces se supone que por eso te tengo que premiar con más sexo-dijo ella cepillándose el pelo todavía más furiosa.

Cuando llegaron de la cena Severus la beso con pasión mientras se quitaba la levita. Severus-dijo entre besos Ninfadora separándose de él. Cuando vio sus cicatrices una oleada de recuerdos le vino a la mente.

Su padre le quemo con el cigarrillo antes de salir por la ventana. Su madre estaba tirada en el suelo mientras ella entraba por la ventana de su habitación para ayudarlos. Estas bien-pregunto Ninfadora mirando su herida. Si-contesto él ayudando a su madre.

Ninfadora-pregunto Severus.

Ninfadora lo miro y no pudo evitar que una lágrima cayera por su mejilla. Ninfadora estás bien-dijo Severus levantándose y abrazandola. Si-dijo ella abrazándolo respirando su aroma. En ese momento la chimenea del despacho sonó y Severus salio.

Que haces aquí-dijo Severus mirando la chimenea. Vengo a ver a nuestro hijo-remarco las últimas palabras. Ninfadora salió con los ojos rojos y la miro solprendida. Alguien a tenido una pelea-pregunto Alecto mirándola triunfante. Que quieres-dijo ignorando la y acercándose a Severus que llevaba la levita un poco desabrochada.

Ver a mi hijo y a su padre-dijo Alecto sonriendo. Álex ya está en su sala común, no puedes verlo-dijo Severus acercando a Ninfadora por la cintura, la cual se abrazó a su hombro. Ya veo al menos podre hablar con su profesor... A solas-dijo Alecto mirando a Ninfadora. Yo también seré su profesora-dijo asqueada con la forma de intentar quedarse a solas con su marido. Tu lo has dicho lo serás no lo eres así que largo-dijo Alecto mirándola fijamente. Ninfadora no se movio hasta que Severus la soltó.

Ya estamos solos, que quieres saber de Álex. Ya te informo de todo como le pedistes-dijo Severus sentándose en su sillón. Alecto camino lentamente hasta quedar frente a él-Quizas Álex no pudo contarme todo... Alecto si quieres hablar conmigo como padre dimelo-dijo Severus levantándose sintiéndose incomodo. No quiero hablar contigo como el padre de mi hijo si no como el hombre que se acostó conmigo-dijo Alecto acercandose a él. Alecto si te vuelves a hacer pasar por mi esposa ya te advertí lo que pasaría. Y si le vuelves a tocar un pelo a Álex, pediré la custodia completa-dijo Severus antes de tener que escuchar a Alecto.

Admite que te guste Severus, admite que disfrutastes aquella noche, más que con mujer. Ella no te hizo lo que yo te hize, no la besas como lo hicistes conmigo. Y que cuando me tenías en tus brazos lo disfrutastes tanto como yo-dijo Alecto intentando besarlo. Severus la alejo-Lo admitiré si la dejas en paz si la dejas de torturar con el tema de que alguna vez te acostastes conmigo, y casi la matas-dijo Severus mirándola fríamente.

No tienes porqué admitir nada-dijo una voz a sus espaldas-Ella no podía haberte conseguido de otra manera, siendo la zorra que es.

Desde el principio: Mortifagos ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora