Another version of The Walking Dead.

Woodbury

Woodbury es un pequeño pueblo ubicado en el condado de Georgia, que tras el advenimiento de los muertos vivientes se volvió un refugio seguro post-apocalíptico dirigido por un benevolente dictador autodenominado El Gobernador. La ciudad servía fundamentalmente para proveer de estabilidad y normalidad a los sobrevivientes que lograban llegar hasta ella.

Rodeado por una improvisada muralla hecha con chapas, neumáticos y tablones de madera; y custodiado por guardias fuertemente armados que mantenían alejados a los mordedores, el pueblo transpiraba un aire de seguridad que cautivaba a cualquiera que se aventurara en su interior. El ambiente paradisíaco de sus calles y el marcado plan de vida que permitía la supervivencia de todos, también contribuían a catalogarlo como el sitio perfecto para comenzar una nueva vida.

Pese a su aparente perfección, el pueblo de Woodbury escondía en su interior macabros secretos que eran ignorados por la mayoría de sus habitantes, y que se debían principalmente a las acciones del desquiciado líder, Philip Blake.

El pueblo de Woodbury está constituido por varias edificaciones antiguas y rústicas, entre las que se encontraban casas y salones comerciales con visibles aparadores. Estaba dividido en dos mitades, con la parte habitable protegida por un improvisado muro de chatarra con un enorme portón de acceso principal, y el perímetro exterior que lindaba con el bosque. Los bloques que estaban dentro de los límites seguros se encontraban perfectamente custodiados y limpios, mientras que la zona externa se caracterizaba por estar llena de basura y con vehículos desbaratados. El pueblo contaba además con su propio suministro de agua potable y poseía paneles solares que lo proveían de energía eléctrica en cantidad limitada.

En su interior residían alrededor de 73 personas (más uno en camino) que transitaban libremente por las calles y trabajaban en conjunto para sacar a flote la comunidad. Al no contar con un sistema de energía eléctrica constante, por las noches encendían fogones para iluminar las calles.

El largo muro que rodeaba la zona habitable del pueblo servía además como puesto de vigilancia para los guardias, quienes desde lo alto vigilaban el perímetro y se encargaban de mantener alejados a los caminantes. Para conseguir suministros, el Gobernador y sus hombres normalmente realizaban expediciones por los alrededores, y se enfocaban principalmente en obtener armas y municiones.

El lugar contaba con su propia enfermería, estadio de peleas y palacio de gobernación, así como también con una bodega de abastecimiento comunitario de donde los pobladores conseguían los alimentos que necesitaban para subsistir.